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Yui Sakamoto, in memoriam

Por Armando Gómez Rivas y Eli Gori


Yui Sakamoto pintura

El pasado 20 de agosto falleció el talentoso artista Yui Sakamoto, en San Miguel de Allende (Guanajuato, México). Tenía 43 años. 

Yui Sakamoto nació en Japón en 1981. Muy joven, se trasladó a México con su familia. Estudió pintura en Monterrey. Después viajó a Italia, para perfeccionar su técnica a través del arte sacro. Pero volvió y se quedó para siempre. Se instaló en San Miguel de Allende donde se le veía paseando en su camioneta; un vehículo intervenido y pintado que demostraba que cualquier aspecto de lo cotidiano se podía vincular, en la vida de Yui, con el arte.



La obra de Yui Sakamoto tiene una inclinación surrealista. La influencia de pintores como Dalí o El Bosco se percibe con claridad, pero jamás abandonó los símbolos propios de la cultura japonesa. El resultado alcanza una armonía inconfundible con los elementos mexicanos. Calaveras y jaguares bailan con dioses y seres inanimados; el sincretismo en sus obras se manifiesta como un alma única y espontánea. Los colores conversan y se exponen en diversos escenarios. Los colores y las formas integran un todo lúdico que, sin acompañar, terminan en una representación inseparable del amor por la vida. Su obra es el conocimiento continuo; un mundo abierto.


Pintura de Yui Sakamoto

Sin embargo, uno de los reflejos más brillantes en la obra de Yui Sakamoto es el espíritu mexicano: la diversidad y la conciliación. Yui Sakamoto ha muerto, y cuando muere un ser único que mira la vida con ojos diferentes, el mundo se transforma en un espacio tan vacío. ¡Que los seres que habitaron su fantasía nos acompañen mucho más!

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