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Ruta Crítica

Por Elizabeth Gori


Imagen: Ruta Crítica 0.1. Autor: Gorand Zasvom.


Espero la luz verde. El calor de la una y media de la tarde produce el baile irregular de las imágenes. La bocina emite el golpeteo de una batería. Sonido monótono. Mis ojos se estampan en el rojo.

0 Aquí viene Johnny Yen de nuevo

con el licor y las drogas,

y la máquina de carne,

va a hacer otro striptease.

Johnny Yen está lejos de aquí y nosotros somos la máquina de carne. Le ponemos armadura de oro reluciente a otro, todos los días hasta la una de la tarde. La sociedad del riesgo y la modernidad tardía despiertan en carmín. La empatía se devalúa, la productividad seduce. Tengo un cuerpo que ha pasado veinticuatro años persiguiendo el conocimiento, en la casita del horror de las instituciones educativas públicas.

Eh tío, ¿dónde consigues esa loción? me ha estado doliendo desde que piqué el anzuelo sobre algo llamado amor, sí, algo llamado amor.

Carreras interminables. Posgrados en temas tan hondos como dolinas que devoran familias enteras. Al final, las universidades producen migrantes. Cuerpos curvos. Manos de obra barata al servicio de turbias revistas académicas. Mi atención se pierde en el aliento a whisky barato del asfalto a medio día.

…es como hipnotizar pollos, bueno, yo soy solo un tipo moderno, por supuesto que lo he oído antes.

En casa me esperan los juegos en línea. Únicamente aquellos que pueden costear los sobrantes de una renta mensual mínima. Miro mis dedos y me pregunto si se han borrado al mismo ritmo que las teclas del ordenador. Montones de trabajo.

Valgo un millón de premios, con mi película-tortura conduzco un GTO, llevo un uniforme, y todo a costa de un préstamo del gobierno.

La danza de las imágenes me recuerda que se derriten los polos a una velocidad inasible. Los informes señalan los platos de los comensales devorándose el mundo. Y si lo sabemos, ¿por qué la gente que tiene hijos sigue comiendo carne? ¿Por qué la gente que come carne sigue teniendo hijos? En un instante las clases sociales, el color de piel y la desigualdad dejan de tener importancia: nuestra plaga se extingue. Con esta certeza, ¿para qué queremos validación?

...sí, he terminado con dormir en la acera, ya basta de romperme la cabeza, con el licor y las drogas,

Esto seguirá así. Los maestros se tragarán las ideas de sus estudiantes mientras atrapen con el tenedor su cadáver frito. Papá y mamá verán nuestro cuerpo envejecer en el mismo cuarto donde fuimos niños. Produciremos dinero y ocio. Creeremos la mentira de la individualidad hasta perecer lejos de la lujuria por la vida.



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