Por Elizabeth Gori
Imagen: Gorand Zasvom
No necesito evaporar lágrimas sobre asfalto de la noche
ni el sonido del viento fantasmal que recorre mi oído
-muelle de arena-
tanto como tu sombra húmeda de llanto sonámbulo
-jauría de lluvia que exilia el silencio-.
No necesito el barro
sino tu sangre sembrada
- plegaria de un ángel-.
No necesito contagiarme de polvo
delirante entre piedras rotas,
quiero quedarme infestada del licor de un rezo
-tejida a la grava-.
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