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Librerías, esos espacios dichosos

Por Elizabeth Gori


La industria editorial en México está en un periodo muy oscuro. Al parecer, se debe a que no hay lectores y muchos de ellos, optan por prácticas ilegales para adquirir sus ejemplares.


México cuenta con más de cien millones de habitantes y alrededor de mil 800 librerías. Se estima que al menos quince millones de personas son lectores potenciales; el resto de la población no lee, no compra libros, no asiste con frecuencia a una biblioteca, es un ciudadano indiferente a la literatura de calidad, una población que se inclina por el libro del momento, del escándalo, el de la vida pública (Cruz, 2009, p.150).


El déficit en la venta de libros se da en todos los niveles de producción, incluyendo la traducción y la exportación. Según Cruz (2009), existe en realidad una cultura que va en contra de la lectura de libros y a favor del entretenimiento o la literatura “chatarra”.

Si comparamos la producción de libros con la de otro producto, por ejemplo, los pantalones, si éstos no se venden se sacan del mercado y listo. Sin embargo, no podemos darnos por vencidos con los libros. En México parece que estamos tirando la toalla y, por ello, los puntos de venta son cada vez más escasos.

En otras partes del mundo este fenómeno también se presenta. Por ello, una rápida investigación de las alternativas que se han diseñado en todo el mundo, arroja adaptaciones bastante ingeniosas:


Marioka Shoten en Japón, una librería donde venden un solo libro por semana, es una apuesta por llevar el minimalismo al extremo, pero también se busca un diseño temático con respecto al producto. La sala del libro elegido se conecta con otras, donde se puede consumir otros títulos, además de una sala de café.


Fahrenheit 451 en Barcelona, una librería que solía ser itinerante y que ahora se establece con el concepto de librería de barrio (con libros viejos y nuevos en una convivencia perfecta) en una zona mítica de la hermosa ciudad cosmopolita.

Fuente: Fahrenheit 451


Tipos Infames en Madrid, un concepto audaz donde se permite servir bebidas embriagantes y vender libros en el mismo sitio. Es un lugar de encuentro donde se dan presentaciones, lecturas, y todo tipo de eventos literarios en el marco de una arquitectura industrial.

Foto: Jean Franco Sialer


Ler Devagar en Portugal, es una librería-galería-laberinto, es decir, una enorme librería para andar y perderse. Está decorada con esculturas de Pietro Proserpio. Este concepto busca que la gente asista a las librerías para ver el espacio y termine leyendo en la cafetería del lugar.

Fuente: Pinterest.


Wuguan books en Taiwan, rompe estereotipos y apaga las luces (al menos la mayoría). Es una librería que se recorre a oscuras, pero se pueden ver los libros con un sistema de iluminación individual. Un poco aterradora para quienes temen a la oscuridad, pero sin duda una experiencia sin igual.


El ateneo en Buenos Aires es una librería que se decanta por la recuperación de espacios. Del mismo modo que las dos anteriores, busca que el consumo de los libros sea toda una experiencia para el visitante o turista. Se encuentra ubicada en el mismo edificio que en los años 20’s fue un teatro.

Foto: Turismo Buenos Aires


La conspiración de la pólvora es una iniciativa de tres librerías: Letras Corsarias (Salamanca), Intempestivos(Segovia) y La Puerta de Tannhauser (Plasencia), en la cual se busca crear una red de fomento a la lectura con presentaciones itinerantes o festivales en tres sedes que han resultado un éxito. Tres sedes que al crear comunidad demostraron que hay alianzas que siempre dan frutos.

Fuente: Blog El bicho curioso.


El burro culto una librería secreta a la cual solo se puede llegar con invitación previa. Se dice que su ubicación está en la Condesa, barrio de la Ciudad de México. Su dueño, Max Ramos, ha logrado crear una misteriosa librería que se puede encontrar con pistas dejadas en otros sitios de la ciudad. Una vez ahí las rarezas en la ambientación y en los libros deja encantado a todo el que logra encontrarla.

Fuente: Blog Mas por más


Todas estas iniciativas, tan atractivas y novedosas, se quedan en edificios huecos si no hay amor por el acto de leer, por lo que nada sustituye la importancia de fomentar la lectura. Cuando esto ocurra no solo habrá espacios todavía más interesantes y más hermosos, sino que su distribución y procesos de producción serán más eficientes. Todo trabajo editorial, en la actualidad, requiere de ampliar las redes de colaboración con la sociedad civil, las universidades, los organismos dedicados a la literatura y los gobiernos. Crear lectores, crear consumidores de buena literatura y ampliar la distribución de buenos libros en físico y/o digitales es una tarea de todos.



Referencias

Cruz Covarrubias, L., & Aguilar Pérez, P. (Abril de 2009). Industria Editorial en México. Análisis del Libro frente al mercado editorial (págs. 141-162). Obtenido de Carta Económica Regional: http://cartaeconomica.cucea.udg.mx/administracion/uploads/articulo1024.pdf

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