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Good boy o “tiempo ido, nunca más venido”

por Corina Mora Huerta

 

Era domingo. Mas o menos las tres de la tarde. Hacía tiempo ya que había hecho de esos mis días de relajación: me pedía algo de alguna plataforma y escogía una película de esas que te debes regalar de vez en cuando, de esas que te hacen pensar.

Tenía un mes sin poder recuperarme de un fin de semana que decidí ver Salò o los Ciento veinte días de Sodoma de Pier Paolo Pasolini. Por un fallo en mis decisiones, vi primero el documental sobre Homero Gómez, un activista cuidador de los bosques de las mariposas monarca, en Michoacán, y cómo ya lo sabrán, es una historia crudelísima. Después de haber llorado por media hora, sintiéndome fuerte y curiosa, me dispuse a ver la obra de Pasolini. Después de eso me sentía débil, nauseabunda y atemorizada. Ya no pude seguir con mi rutina de relajación.

Este domingo me sentía valiente pero inquieta, me preguntaba si no me causaría algún trauma hurgar en alguna cosa del género. También rondaba en mi mente Klaus Kinsky, con su mirada perdida y lenta actuación: yo soy la ira de Dios, la tierra que piso me verá y temblará, igual y mejor me veo una vez más Aguirre, la ira de Dios, pensé.

La audacia fue mayor, así que al final opté por la película noruega Good Boy. ¡Menuda sorpresa! Sigrid, una joven estudiante conoce a través de una aplicación de citas a Christian, un chico guapo y adinerado. Simpatizan rápidamente y mientras la relación se desenvuelve Sigrid conoce a la mascota de Christian, un humano disfrazado de perro. Es uno de esos filmes que no sabes cómo tomarlo, no es bastante emocionante para causar miedo, ni tampoco tan brillante para causar conmoción. Entonces me pregunté si la película podía ser conceptuada desde dos puntos de vista.



Uno

Una obra que no presenta nada nuevo. La primera media hora de la cinta parece que estás frente a un capítulo más de las Cincuenta Sombras de Grey, con clichés sexistas, la mujer boba que se deja deslumbrar por la situación económica y el físico del joven. Ella es incapaz de tomar una decisión por sí misma, y se deja manipular por los consejos de una persona ajena a la situación (su roomie). También cree que puede ser muy open mind si se atreve a comprender a través del amor la psicopatía del chico que acaba de conocer (millonario, recordemos). Está también, de manera implícita, pero burdamente presentado, el tema del género, es decir, la libertad de un individuo de elegir género o especie, tema que pudo haber sido manejado brillantemente, pero que se queda en un par de líneas de paso.


Dos

Imaginemos que la película es una metáfora sobre los actores sociales en la política. Un burgués psicópata (políticos) que sabe manipular a las personas cercanas (pueblo) para que estas actúen, aún en contra de su voluntad, de la manera que él desea. En política se valen de medios como el conocimiento, la fuerza, el dogma, en nuestro caso, el protagonista escoge el fetichismo.

Luego, Alberto Montbrun señala que “el poder es la capacidad para hacer que sucedan cosas que de otro modo no habrían sucedido, el poder se refiere al cambio del cambio”. Esto en relación del argumento con la protagonista Sigrid -que representa al pueblo- a través de la coerción y el miedo termina tomando un rol que nunca habría imaginado.

Sigrid también es víctima de la codicia y decide ignorar la condición que descubre en Christian, su nuevo novio, prefiere imaginar la vida de opulencia que obtendrá al lado del acaudalado joven, convirtiendo al dinero en su fetiche personal. Del mismo modo es víctima de su horror al descubrirse violentada por Christian, siendo tarde cuando se percibe dominada por su pareja.

Sin embargo, pareciera que nuestros dos personajes dominados, Sigrid y Frank, optan por tomar deliberadamente su rol de tiranizados. Para Michel Foucault, en la dominación las “relaciones de poder se encuentran bloqueadas, se han vuelto irreversibles, inmóviles y fijas haciendo casi imposibles las prácticas de la libertad”. Para el filósofo existen las relaciones de poder y las relaciones de dominación, en las primeras para el individuo es posible ejercer libertades y puede revelarse a las órdenes del poder. El problema radica en las relaciones de dominación puesto que el individuo no puede ya regular sus acciones, situación que se presenta en el filme.


Una explicación artificial

Pero tal vez estoy dando demasiado mérito a la película, las mismas reseñas la catalogan como una comedia de horror, y es cierto, se parece más a las tontas películas como Scream o Sé lo que hicieron el verano pasado, donde los personajes son tan triviales que si ven una motosierra eléctrica se sientan en ella. Si pensamos en el tema, el guion pudo haber sido fascinante, pero en cambio nos quedamos con una película que en algunas partes da risa. Un punto a favor es que tiene una duración de una hora con quince minutos, una hora quince minutos que nunca volverán.

 


Referencias

 

Referencia de Alberto Montburn: Deutsch, K. (7 de febrero de 2010). Notas para una revisión crítica del concepto de “poder”. Polis, Revista de la Universidad Bolivariana, Volumen 9, Nº 25, 2010, p. 367-389. https://scielo.conicyt.cl/pdf/polis/v9n25/art22.pdf


Referencia de Michel Foucult: Retamal, C. (2008). Consideraciones sobre poder y dominación en la formación de la subjetividad moderna. Universum (Talca), 23(2), 166-183. https://www.scielo.cl/scielo.php?script=sci_arttext&pid=S0718-23762008000200010#:~:text=En%20efecto%2C%20el%20dominio%20es,le%20compara%20con%20el%20dominio.

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