top of page

Breve crítica y un preludio de Bach

Por Axel Dueñas



Obra: Sin título. Por Santiago (1997)


Mi experiencia como intérprete del Preludio 998 BWV de Johann Sebastian Bach empezó casi desde que ingresé al Conservatorio de Música. Es una obra breve y de lectura sencilla; al ser de carácter moderado e introductorio, no presenta problemas de técnica avanzada; también encanta fácilmente por su melodía libre y bella. Se puede considerar parte del repertorio básico de la guitarra clásica. Sin embargo, el Preludio oculta una esencia que pasa desapercibida a los ansiosos oídos de los estudiantes que inician su formación.

Pasó algún tiempo antes de que retomara esta obra; alrededor de cuatro años. Me encontré con una pieza totalmente nueva. Parece que nunca llegué a comprenderla, aunque mi maestro en aquél tiempo decía lo contrario, solía aplaudir mi manera de tocar la pieza. Nunca entendí qué era lo que estaba haciendo bien. Hoy considero que nunca habló más allá de las digitaciones más convenientes y de los matices obvios de la obra: la repetición casi mecánica de la pieza. No pretendo dirigir esta crítica hacia mi maestro, lo apunto porque esta experiencia me dejó una imagen incompleta del preludio.

Hoy me doy cuenta que es indispensable conocer otros aspectos (como armonía, textura, fraseo, forma, etcétera.) para comprender y en consecuencia, disfrutar más de la obra. Quizá se pueda argumentar que no es necesario conocer estas cosas para tocarla bien o disfrutar su audición. De igual modo, yo solía pensar eso. Pero ahora creo necesario decir que este tipo de audición, y más aún de interpretación, son además de comunes: llanas y superficiales.

¿Se puede realmente disfrutar la música sin conocer nada de ella? Muchos de los maestros, en especial en los primeros años, parecen pensar que la respuesta es afirmativa, pues no tienen ninguna consideración al regañar a sus alumnos por no escuchar música clásica o no conocer tal o cual obra. Pero, ¿cuándo te hablan de las diversas formas de adentrar a la música o de la complejidad que supone realmente escuchar? Parecería que uno simplemente debe sentir éxtasis cada vez que escucha a los grandes maestros de la música; y si no es así, pues muy sencillo... ¡Usted no está dotado de sensibilidad! ¡Es un ignorante! Todavía hoy se piensa que uno nace, o no nace, con las capacidades, los dones para el quehacer artístico; y la apreciación musical no es la excepción.

Los ideales románticos han excedido su propósito. Al querer poner en alto a los artistas han vuelto su práctica casi imposible. O se es un genio de cuna, o no se es nada. ¿En dónde queda la enseñanza? En fin, hablo por mi y a lo mucho por unos cuantos que admiten esta deficiencia en el sistema escolar. Parece que la mayoría de los estudiantes no tienen problemas con esta actitud. Tengo la impresión que algunos compañeros son firmes seguidores de estos ideales y los promueven, quizá sin darse cuenta.

He batallado mucho con mi apreciación musical, pues soy un estudiante tardío del repertorio clásico. Creo que la mayor parte de las personas con esta característica desertan antes de ingresar a niveles de educación superior. Es una lástima que los maestros vean la deserción de sus estudiantes con tanta naturalidad. Somos holgazanes, indisciplinados, indiferentes y de más adjetivos que califican a esta generación abandonada, pero muchos maestros parecen estar renuentes a transmitir lo que saben; no quieren enseñar.

Hoy me doy cuenta: no comprender el lenguaje musical desde un primer momento es totalmente normal. De la misma forma que no es fácil interpretar un instrumento, hay que decir que no es cosa sencilla escuchar música. La crítica musical, que apenas voy conociendo, se anuncia como un posible remedio contra esta situación. Al ser un acercamiento diferente a la música, la crítica trata de instruir o guiar al oyente, ofrecer significados, vínculos que enlazan a la música, que permiten apropiarse de ella de otro modo, con otros recursos. Por eso, creo conveniente promover más en las cátedras, y cualquier práctica educativa dentro de las escuelas de música, un eje dirigido hacia la apreciación de la mano de la crítica musical. No sólo se debe amar la música a través de nuestro instrumento, sino que debemos volvernos más amplios y abrazar, como oyentes atentos a lo que sucede en la música, el lenguaje en toda su extensión. Si me desvié un poco del Preludio de Bach, es tan sólo un efecto de lo que la música ofrece a la imaginación.



49 visualizaciones0 comentarios

Entradas recientes

Ver todo

댓글


bottom of page