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Arquitectura para albergar la monstruosidad.Un análisis breve de la novela Cuatro por cuatro

Por Elizabeth Gori



Sara Mesa es una de las mejores escritoras españolas vivas. La precisión de sus palabras y la arquitectura imposible de Cuatro por cuatro son suficientes argumentos para soportar esta afirmación inicial. Su escritura da la impresión de estar ensamblada por un mecanismo de alta precisión. La puntualidad con la que van preparando el final, en cada una de las partes, se convierte en un entramado increíble para el espectador, pero real dentro de las páginas. Basta con hacer un mapa de las partes de Cuatro por cuatro para poder apreciar su estructura.

La novela narra la vida dentro del Wybrany College. Un colegio aristocrático y de gran tradición, que esconde prácticas aberrantes de los monstruos reales que andan por el recinto. Dichas prácticas se mantienen gracias a mecanismos relacionales entre los distintos sectores que componen el profesorado, los administrativos y los directivos de la institución.

La novela está conformada por dos partes y un epílogo. La primera parte es Nunca más de doscientos, la segunda es Diario de un sustituto y el epílogo se titula Héroes y Mercenarios (Los papeles de García Medrano). El tiempo de la narración se mueve de acuerdo a la voluntad de su autora, en múltiples pasados de los personajes implicados en la historia que se cuenta. Resulta de ello una estructura más compleja, pero la belleza y la claridad de sus espacios nunca quedan en entredicho.

Nunca más de doscientos es un rompecabezas donde se puede observar la escuela y su día a día desde una perspectiva más superficial. En esta primera capa de los sucesos, se observa un colegio que aparta a los niños de sus familias con el pretexto de educarlos (en el esquema se señala en amarillo las partes que tratan del funcionamiento del colegio): Celia (en el esquema en gris), Ignacio (azul), Héctor (naranja), La poquita (verde), junto con otros personajes que participan en la vida del colegio (blanco).



El esquema anterior muestra el modo en que se hilan las historias en la primera parte del libro, presentado a modo de una novela modular. En esta parte, cambia el tiempo, el espacio y los personajes continuamente, pero la narrativa es clara y fluida:


Wybrany College, siete de la tarde. Diez o doce niños en pantalón de deporte se arriman para curiosear. Se ha formado un silencio en el patio de entrada. Va cayendo la noche y Héctor avanza escoltado por sus padres, el Director y el Guía. Los cruza por delante y justo cuando los sobrepasa alza la vista y lo mira. A él, sólo a él: una mirada inequívoca, directa (Mesa, 2012, p.16).


La segunda parte, titulado Diario de un sustituto, es justamente un diario. Pertenece a un farsante que se hace pasar por Bedragare, el sustituto del profesor García Medrano. Inicia un doce de noviembre y termina un veintitrés de febrero, no se sabe de qué año, pero suponemos que lo que ocurre en este colegio puede pasar en cualquier año desde la invención de las escuelas. La voz en esta parte del libro es melancólica y reflexiva, y va volviéndose cada vez más pesimista conforme el personaje va dilucidando los crímenes ocurridos en su lugar de trabajo: “Creo en la disolución de la identidad. Creo en la ruptura. Me rompieron a mí; creo por tanto en la imposibilidad de ser reconstruido” (Mesa, 2012, pág.237).

La última parte es la más críptica, quizá por estar escrita por un profesor que ya había sido roto y que no logró escapar del colegio. Se titula Héroes y mercenarios (los papeles de García Medrano), y son apenas doce páginas donde se describe, a modo de píldoras, la crudeza de los hechos. Dosis de realidad que calan en el lector:


HEROES Y MERCENARIOS son las dos categorías que más respeto producen a los habitantes de la ciudad. Los héroes son inventados, se cree en ellos como se cree en los dioses. En cambio, los mercenarios son insolentemente reales: hay muchos y son muy reputados. Ocupan el escalón más alto de la sociedad (Mesa, 2012, pág. 263).


Estas tres partes del libro se complementan como una construcción de estructura sólida y con un diseño imposible, tan borde que es posible llamarlo monstruoso. Es decir, la estructura de Cuatro por cuatro es monstruosa en el sentido de ser prodigiosa. Aunado a que el tema de la novela también versa sobre un tipo de monstruosidad.

Ahora bien, Nunca más de doscientos tiene un narrador cámara, excepto por los capítulos donde el personaje de Celia narra en primera persona. Diario de un sustituto está escrito en una primera persona, a través de diarios. Héroes y Mercenarios (Los papeles de García Medrano) tiene un narrador aparentemente testigo, pero a la vez uno en primera persona de tipo confesional. De tal suerte, que a través de todos estos narradores, la autora va quitando las capas del relato hasta llegar a la médula de la historia, narrada por un testigo arrepentido hasta el límite de la autodestrucción por no haber hecho nunca nada.

La presentación del Wybrany College guarda una relación con las instituciones totales descritas por Erving Goffman (2013). Si bien, las instituciones de las que hablaba Goffman se centraban en el cuidado de las personas con discapacidad, peligrosas o protección de una comunidad (como los centros psiquiátricos o las casas hogares), el colegio descrito en Cuatro por cuatro, tiene un modelo muy parecido y se dedica a la educación y cuidado de menores.

Para el sociólogo canadiense, dichas instituciones tienen características que las ayudan a funcionar del modo en que lo hacen. Para que su labor sea oprima, requieren que todo ocurra en sus instalaciones: la comida, el descanso, las actividades de la vida diaria; en el caso de la novela, todo ocurre en el colegio. Debido a ello, la tendencia será la de absorber al individuo, haciendo que los comportamientos se vuelvan uniformes; en Wybrany College, tanto los profesores como los estudiantes tienden a conducirse como los que ostentan el poder, buscando estar en la misma posición, aunque eso implique dañar a otros. Las instituciones totales están separadas del mundo exterior; del mismo modo que el colegio, que se encuentra rodeado por un bosque que lo aísla y lo separa eficientemente de los padres de los niños internados. Por otra parte, en estos lugares, las actividades están reguladas en tiempos y formas; en Wybrany existe una organización burocrática de conglomerados humanos, donde las jerarquías están explícita e implícitamente demarcadas por “los que son de arriba” y “los que están abajo”.

Esta última característica pone acento en otros dos elementos de la novela: la segregación y la dualidad de aquellos que no son “los que están arriba” y que son los que no pertenecen a la élite. Y en esto, se descubre el tema principal de la novela: el poder, en medio de un ambiente claustrofóbico de aislamiento que somete, incluso, al lector. El ejercicio del poder de “los que están arriba” en detrimento de “los que están abajo”. Es decir, la opresión sobre los alumnos que no tienen un rendimiento deseado debido a las desventajas culturales que arrastran, y sobre los docentes que se niegan a participar en los crímenes que se cometen.

En la teoría de Michel Foucault sobre el poder se encuentran ciertas características que cumple el ejercicio del poder: existen mecanismos que lo permiten y siempre hay una resistencia sobre ello (Foucault, 2014, 2015). En Cuatro por cuatro se observan estos dos elementos. Los mecanismos que permite el abuso es el silencio y las alianzas entre los diferentes niveles: maestros con maestros, alumnos con maestros, maestros con directivos. Transgrediendo así, todos los roles y jerarquías posibles dentro de la escuela. El silencio es tan opresivo, que la única manera que han encontrado los protagonistas de irse de Wybrany es adoptando el mayor de los silencios: la muerte. La muerte y la locura se convierten en dispositivos de resistencia, pero a la vez mantienen el artefacto funcionando, pues no rompen el secreto.

Así, el secreto es el hábitat del monstruo. Y muchos de ellos andan las páginas de esta novela. Empatados con los ogros, “los que son de arriba” harán de los niños sus principales objetivos. Así, más allá de lo profundo del bosque, los padres dejan a sus hijos, como en muchos cuentos clásicos. Y como en muchas de estas historias, serán perseguidos, atrapados, destrozados.

Los papeles de García Medrano son el único testimonio de lo que está ocurriendo y qué es Cuatro por cuatro. Rompe el silencio en dosis de brutalidad, donde la autora no escatima en la descripción de la crueldad, ni en la denuncia de un silencio que es de todos. Queda así claro, que la arquitectura imposible de Sara Mesa, en Cuatro por cuatro, consiste en una narración luminosa del aspecto más oscuro del comportamiento humano.



Referencias bibliográficas


Foucault, Michel. (2015). Un diálogo sobre el poder y otras conversaciones. Madrid: Alianza.

---------- (2014). Historia de la sexualidad I. La voluntad de saber. México: Siglo XXI.

Goffman, Erving. (2013). Internados. Ensayos sobre la situación social de los enfermos mentales. España: Amorrortu.

Mesa, Sara. (2012). Cuatro por cuatro. España: Anagrama.


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